Jóvenes infractores de los Censes-PR están hace un año sin ver sus familiares

por Allanis Bahr Menuci
Jóvenes infractores de los Censes-PR están hace un año sin ver sus familiares

Diferente de otros departamentos, visitas a las unidades socioeducativas paranaenses fueron excluidas por consecuencia de la Covid-19 y no vuelven a funcionar desde marzo del año pasado

Por: Eduardo Veiga / Foto: Pixabay

Traducción: Allanis Bahr Menuci

 

Jóvenes residentes en los Centros de Socioeducación (Cense) del Paraná no tienen contacto presencial con sus familias hace un año. Las visitas cerraron a partir de las acciones de restricción de la Covid-19, empezadas en marzo de 2020. Diferente de otros estados, los cuales permiten encuentros familiares restrictos, en Paraná los jóvenes sólo consiguen hablar con sus padres por videollamadas. Ellos tienen contacto solo con profesionales de las unidades de salud socioeducativas, que hacen turnos en el trabajo presencial y teletrabajo.

El departamento de Atendimento Socioeducativo (Dease) del departamento ayuda jóvenes infractores en régimen de hospitalización, semilibertad o hospitalización provisional. Los Censes son solo para jóvenes hospitalizados. Según informaciones de la Secretaría de Justicia, Familia y Trabajo, la mayoría de los jóvenes de las Casas de Semilibertad fueron liberados para cumplir con la medida socioeducativa en sus casas, durante la pandemia.

 

La dirección concluyó que mantener a los jóvenes en los Censes sería una garantía de seguridad para los jóvenes y sus familias, según el jefe del Dease, Coronel David Pancotti. “La seguridad de la prohibición de visitas al jóven es la seguridad del jóven”, dice Pancotti, que reconoce haber más risco con la circulación diaria de los servidores en las unidades socioeducativas. El afirma que los casos de Covid-19 registrados en los Censes ocurren por cuenta de las nuevas hospitalizaciones. El año pasado, 1215 jóvenes fueron atendidos en medio cerrado – 46% del total de medidas socioeducativas aplicadas. Hasta la conclusión del reportaje, la División de Salud del Dease ha contado 178 servidores y 21 jóvenes contaminados por la Covid-19. Ninguna muerte fue registrada.

El único contacto de los jóvenes con los familiares es por las videollamadas realizada junto a los profesionales de asistencia social y atendimento psicológico de las unidades. El Dease no ha considerado la posibilidad de volver con las visitas durante el año. En estados como Rio de Janeiro, por ejemplo, son permitidas visitas de los padres con agendamiento previo, duración reducida y limitación de un responsable por visita, entre otros.

La opinión de una psicóloga de la socioeducación en Paraná, la cual prefiere no identificarse, muchos jóvenes podrían no estar aislados en el país durante ese períodos, porque cumplen medidas que podrían ser hechas en medio abierto. La servidora destaca que ayuda “muchos jóvenes aprehendidos por el tráfico”. A pesar de la gravedad del crimen para el adulto, para el joven no hay el mismo peso por no representar una amenaza a la vida”. Para ella, la privación de libertad es una medida que se justifica en casos de riesgos reales, situaciones que no configuran “la mayoría de los jóvenes del Cense” en el cual trabaja.

La carta que orienta la actuación del Tribunal de Justicia del Departamento de Paraná, en conformidad con el Estatuto de la Criança y del Jóven (ECA) y el Sistema Nacional de Atendimento Socioeducativo (Sinase), explicita que la privación de libertad solo debe existir en “casos de grave amenaza o violencia a la persona; reiteración en cometer infracciones graves; o incumplimiento de la medida propuesta anteriormente”.

“El dolor por el embargo es muy grande. El ‘extrañar la familia’ es muy grande, mismo con las visitas. Ahora, en las videollamadas, ellos se emocionan cuando ven sus casas”, dice la psicóloga, reforzando el aumento de ansiedad de los jóvenes en este período. Con la exclusión de las visitas familiares, los jóvenes de Censes también dejaron de recibir alimentos de afuera de las unidades, como soda y chocolate, Según la psicóloga, eso genera un gran impacto negativo en los jóvenes, porque representa lo que ellos llaman de “recuerdos de la libertad”. 

Cuando el aprendizaje de los jóvenes, la profesora del Cense Curitiba Márcia Mocellin, que tuvo Covid-1, afirma que, diferente de los estudiantes que viven con sus padres, jóvenes hospitalizados en los Censes no pueden tener en cuenta el auxilio de familiares. Para ella, “si ya tenía un hueco en este aprendizaje, el continua o crece más” con las medidas de combate a la pandemia establecidas en los Censes. Márcia aún completa que los jóvenes se convirtieron más próximos de los servidores de los Censes sin las visitas. “No sólo en el sistema socioeducativo, pero en la vida de las personas, cuando alguien no está, otra persona llega y va ocupando los espacios”, concluye la profesora.

Los jóvenes que cumplen con las medidas en medio cerrado están en el penúltimo puesto en la cola de prioridades para la vacunación contra la Covid-19 en el departamento. El Plan Nacional de Inmunización dice que la vacuna es contraindicada para menores de 18 años, porcentaje que corresponde a 92% de los jóvenes atendidos por la socioeducación del Paraná el año pasado, de acuerdo con el Fondo Estatal para la Infancia y Juventud (FIA). Los familiares de los jóvenes no tienen prioridad en la vacunación.

 

Ins

La pandemia llega con instabilidad para las clases en socioeducación. Desde marzo de 2020, el sistema de clases de los jóvenes hospitalizados en los Censes sufre adaptaciones. Las informaciones son de la coordinadora de la División de Formación Educacional y Profesional del Dease.

Las clases en los Censes fueron interrumpidas en marzo. Diferente de la red pública de enseñanza en el departamento, en los Censes las actividades eran enviadas por los profesores y repasadas por el pedagogo de la unidad. No hubo clases virtuales hasta mayo. 

  • En junio, algunos Censes recibieron clases de informática y internet, permitiendo atendimentos simultáneos por los profesores.
  • A partir de octubre, los jóvenes pudieron hablar con los profesores, presencialmente, una vez por semana. Los encuentros terminaron en diciembre.
  • Hasta aquel momento, los jóvenes volvieron al sistema establecido en junio. Regresando a las clases presenciales de la red pública de enseñanza, el mismo debe pasar en los Censes.

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